Un estudio llevado a cabo por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra ha demostrado que la introducción a nuestras comidas del aceite de oliva virgen extra favorece la reducción de peso corporal. Debido a su mayor capacidad antioxidante comparada con una dieta baja en grasas podemos decir que una dieta alta en grasas del tipo mono y poli insaturadas es muy beneficiosa para nuestro organismo.
Otra característica importantísima es que el aceite de oliva virgen extra modera el apetito, es decir, el acido oleico procedente de este producto una vez se encuentre en el intestino delgado, produce una sensación de saciedad en el cerebro que conllevaría una disminución de peso y grandes mejoras de colesterol y triglicéridos.
Como conclusión, no hay razonas por la que haya que dejar de consumir aceite oliva virgen extra, al contrario, favorecería nuestro organismo notablemente; debido a esos grandes beneficios, está incluido de forma esencial dentro de la dieta mediterránea.